Este sillón estaba en bastante mal estado. Además del desgaste normal por el uso, tenía arañazos de gato y estaba muy raído. Lo primero que se hizo fue lijarlo con mucho cuidado con una lija fina. Hay unas lijas que vienen en una esponja y están muy bien para estos trabajos delicados, porque al ser blandas se adaptan muy bien a las curvas del mueble y los pequeños recovecos. Aún así hay que tener mucho cuidado porque el mimbre tiende a deshacerse, las pequeñas fibras se rompen y puede quedar peor.

Luego se renovó con Betún de Judea para igualar el color de las partes lijadas con lo demás. Para ello se usó muñeca de algodón, para que el betún entrara entre el tejido. Después se aplicó la pintura dorada con una esponja, cuidando de pintar sólo las partes sobresalientes, para que quedara el juego de luz y sombra.

Por último, la funda del cojín se hizo con un raso tornasolado muy elegante, que tiene unos motivos barrocos en un relieve aterciopelado. Para el ribeteado se usó  cordón forrado con la misma tela pero del revés, y el cojín redondo también está hecho con el revés del raso. Eso le da un juego de color, que en combinación con el dorado lo hace muy vistoso.

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